La receta. · 500 gramos de sonrisas. · 800 gramos de tus besos. · 1 Kg de aventuras. · 1 cucharadita de tu mirada. · 2 tazas de ilusiones. · Chispas de chocolate al gusto. Mientras alistábamos los ingredientes y leíamos la receta, yo me perdía en cada gramo de sonrisa que vertías en el tazón, cuidando cada gramo de tus besos para no desperdiciarlo y agregando poco más del Kg de aventuras para darle más sabor, mientras tomaba la cucharadita de tu mirada, mientras la vaciaba en el tazón me perdía en ella, en esa mirada que ha sido mi más largo y bello viaje, está casi todo en el tazón y entonces le echas las dos tazas de ilusiones y con esas dos tazas sin que lo notaras yo ponía un ingrediente más; mi corazón. Lo pusimos en el horno, y pasaban los minutos, mientras más tiempo pasaba mejor olía, era el aroma de nuestro amor el que se dispersaba por toda la cocina, por toda la casa, por todos lados. Te aso
Ella me tomo en sus manos como su lienzo, y al igual que dios creo nuestro mundo, ella dibujo el génesis de nuestra historia. Tomo su mejor pincel y con la delicadeza de una hoja que se mueve con el suspiro más delicado del viento empezó a pintar; mojo el pincel en un tono rojo, un rojo tan puro que parecía había mojado su pincel en mi corazón, lo movía con una técnica exquisita con la que dibuja el primer beso, un beso igual de intenso al tono rojo que tenía su pincel, ese beso que esperabas, donde no sientes los labios de la otra persona, sino sientes el tono rojo de su corazón. Al terminar con el tono rojo, lavo su pincel, indecisa buscaba un tono que la enamorara, mientras buscaba su mirada encontró el verde, un verde tan fresco que parecía hierba con el roció matutino, así retomo su obra, y empezó a pintar en mí; en su lienzo y con ese tono tan fresco, tan lleno de vida dibuja nuestras historias, dibujaba esperanza. Al mismo tiempo que dibujaba en el lienzo, en ella se d